GRACIAS

Primeramente le digo GRACIAS a Papá Dios por permitirme
este medio, y GRACIAS a quellos que han entrado ya varias veces.
Aquí les dejo lo que hoy es alimento para mi alma.Bendiciones.







13.7.09

Un corazón sincero



Padre Celestial,voy a ti con cristales rotos de mi desilusión y la madeja de enredos de mi vida.Te suplico que me transforme tu gracia salvadora.



"¡Me sedujiste,Señor,
y yo me dejé seducir!
Fuiste más fuerte que yo,
y me venciste." (Jeremías 20:7a).




Enfrentar con Dios la decepción a menudo significa buscar entre un nudo de emociones,furia,dolor,rebelión y perplejidad.Estas escenas desordenadas pueden ser permisibles con un amigo o esposo o hasta con uno de nuestros hijos.¿Pero con Dios?.Ante él tratamos de ser más presentables.Formamos una sonrisa en el rostro y fingimos.


Hay por lo menos un ejemplo en la Biblia de alguien cuya lucha espiritual se centraba en sensaciones de traición.Jeremías,a quien Dios llamó para el puesto de profeta de Judá,sabía que la tarea de ser el vocero de Dios ante una nación rebelde era un trabajo difícil.Pero cuando un compañero sacerdote llamado Pasur mandó que lo golpearan y le pusieran cepos,Jeremías se hundió en el estado más bajo de su vida.No estaba preparado para la oposición de otro "siervo de Dios".


En este momento la historia de Jeremías se detiene y nos hace observadores de una profunda oración personal,revelando a un hombre que lucha con las circunstancias inesperadas que Dios permitió que sucedieran en su vida."¡Me sedujiste,Señor-dijo Jeremías-y yo me dejé seducir!Fuiste más fuerte que yo,y me venciste".


Jeremías presentó en oración a Dios su confusión.Admitió lo peor de todo."Me siento traicionado,abandonado,enojado y vencido",decía.Por un lado se sentía desepcionado con Dios y,por otro lado,sabía que él mismo se había desepcionado.No intentó ordenarlo todo,simplemente le llevó al Señor toda esa madeja de enredos.


Es muy liberador reunir las fuerzas para ser sincero y dejar de correr,esconderse y fingir.Vamos con las manos vacías al Señor,sin llevar nada sino un corazón abierto,y Dios toma esa sinceridad y la transforma en una gracia salvadora.
Que Dios te bendiga...celeste
(Biblia Devocional para la Mujer - Paula Rinehart - EE.UU)

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